Este
es un ejercicio curativo, recomendado por el maestro de chi kung Wong
Kiev Kit. Se trata de curar tus enfermedades con la fuerza del chi. Los
maestros de grandes civilizaciones, como la china, poseían el
conocimiento, hoy ratificado por los científicos modernos, de que la
mente, en el plano subatómico, actúa directamente sobre la materia. La
materia es creación de nuestra mente. Y nuestra mente, sintonizada con
la Gran Mente Cósmica, adquiere poder infinito.
Practicando este ejercicio de visualización positiva, con asiduidad, sin prisas por ver los resultados, puedes estar seguro de que ninguna enfermedad se te va a resistir.
Busca un lugar tranquilo y silencioso. Siéntate en postura de meditación, con piernas cruzadas, o bien en un banquito, en una silla con la espalda erguida, en un sillón, sofá o cama. Cierra los ojos y haz un ejercicio de relajación y de armonización de cuerpo y mente. Una vez sintonizada tu mente con tu cuerpo, entra en sintonía con la naturaleza, con el chi cósmico.
1- Lleva tu atención a la parte de tu cuerpo enferma. Sonríele internamente y agradécele las funciones que desarrolla, o ha desarrollado, en tu cuerpo, animándola a curarse para seguir cumpliendo con su cometido.
2.- Visualiza el proceso de recuperación de esa parte enferma, sosteniendo la imagen de ese proceso curativo, durante el mayor tiempo posible. Oblígala a recuperarse, suave y amablemente. (Si te es útil, usa, por ejemplo, un haz de luz que la va iluminando al tiempo que disuelve la sombra de la enfermedad, lenta y progresivamente. O un sonido curativo que la va inundando)
4.- Visualiza esa parte ya curada.
Si te sorprendes habiendo perdido la imagen, no te alteres, permanece con los ojos cerrados, descansa la mente, vuelve a la concentración y a la visualización.
Practica este ejercicio, cinco minutos, al menos, dos veces al día, durante tres a ocho meses, hasta obtener la curación, que llega.
Practicando este ejercicio de visualización positiva, con asiduidad, sin prisas por ver los resultados, puedes estar seguro de que ninguna enfermedad se te va a resistir.
Busca un lugar tranquilo y silencioso. Siéntate en postura de meditación, con piernas cruzadas, o bien en un banquito, en una silla con la espalda erguida, en un sillón, sofá o cama. Cierra los ojos y haz un ejercicio de relajación y de armonización de cuerpo y mente. Una vez sintonizada tu mente con tu cuerpo, entra en sintonía con la naturaleza, con el chi cósmico.
1- Lleva tu atención a la parte de tu cuerpo enferma. Sonríele internamente y agradécele las funciones que desarrolla, o ha desarrollado, en tu cuerpo, animándola a curarse para seguir cumpliendo con su cometido.
2.- Visualiza el proceso de recuperación de esa parte enferma, sosteniendo la imagen de ese proceso curativo, durante el mayor tiempo posible. Oblígala a recuperarse, suave y amablemente. (Si te es útil, usa, por ejemplo, un haz de luz que la va iluminando al tiempo que disuelve la sombra de la enfermedad, lenta y progresivamente. O un sonido curativo que la va inundando)
4.- Visualiza esa parte ya curada.
Si te sorprendes habiendo perdido la imagen, no te alteres, permanece con los ojos cerrados, descansa la mente, vuelve a la concentración y a la visualización.
Practica este ejercicio, cinco minutos, al menos, dos veces al día, durante tres a ocho meses, hasta obtener la curación, que llega.