
Practicando este ejercicio de visualización positiva, con asiduidad, sin prisas por ver los resultados, puedes estar seguro de que ninguna enfermedad se te va a resistir.
Busca un lugar tranquilo y silencioso. Siéntate en postura de meditación, con piernas cruzadas, o bien en un banquito, en una silla con la espalda erguida, en un sillón, sofá o cama. Cierra los ojos y haz un ejercicio de relajación y de armonización de cuerpo y mente. Una vez sintonizada tu mente con tu cuerpo, entra en sintonía con la naturaleza, con el chi cósmico.
1- Lleva tu atención a la parte de tu cuerpo enferma. Sonríele internamente y agradécele las funciones que desarrolla, o ha desarrollado, en tu cuerpo, animándola a curarse para seguir cumpliendo con su cometido.
2.- Visualiza el proceso de recuperación de esa parte enferma, sosteniendo la imagen de ese proceso curativo, durante el mayor tiempo posible. Oblígala a recuperarse, suave y amablemente. (Si te es útil, usa, por ejemplo, un haz de luz que la va iluminando al tiempo que disuelve la sombra de la enfermedad, lenta y progresivamente. O un sonido curativo que la va inundando)
4.- Visualiza esa parte ya curada.
Si te sorprendes habiendo perdido la imagen, no te alteres, permanece con los ojos cerrados, descansa la mente, vuelve a la concentración y a la visualización.
Practica este ejercicio, cinco minutos, al menos, dos veces al día, durante tres a ocho meses, hasta obtener la curación, que llega.