La Dra. Natasha Campbell-McBride tiene un consultorio de tiempo completo en
el Reino Unido, donde trata a niños y adultos con autismo, discapacidades
de aprendizaje, trastornos neurológicos, trastornos psiquiátricos,
trastornos inmunológicos y problemas digestivos.
Aquí, ella comparte sus ideas sobre el Síndrome del Intestino y la
Psicología (GAPS), lo cual puede hacer a un niño particularmente propenso a
los daños por vacunas y el Programa Nutricional GAPS, un tratamiento
natural para el autismo, TDAH, dislexia, dispraxia, depresión y
esquizofrenia.
Comentarios del Dr. Mercola
Estoy encantado de compartir esto con usted, ya que la Dra. Natasha
Campbell-McBride presenta una elegante y fascinante descripción de las
condiciones fundamentales que contribuyen con el autismo, junto con un
enfoque pragmático para ayudar a evitar y frenar la epidemia de autismo,
que ha sido un desconcertante rompecabezas para la mayoría de nosotros.
La Dra. Campbell es doctora en medicina con un titulo de posgrado en
neurología. Ella trabajó como neurólogo y neurocirujano durante varios años
antes de empezar una familia. Cuando su primer hijo fue diagnosticado con
autismo a la edad de tres años, le sorprendió darse cuenta que aunque era
doctora no sabía nada sobre ese tema…
En 1984, cuando se graduó de la escuela de medicina, el autismo era un
trastorno extremadamente raro, con un prevalencia de aproximadamente 1 en
10,000
“En el momento en que me gradué de la escuela de medicina jamás había visto
a una persona con autismo,” dijo ella. “…Para ser honesta, el primer niño
autista con el que me topé fue mi hijo…Hace cinco años se diagnosticaba a
un niño de cada 150, que representa un aumento en la incidencia de casi 40
veces. En la actualidad en la Gran Bretaña y algunos países, estamos
diagnosticando a un niño de cada 66.”
Las tasas son similares a las de los Estados Unidos, Australia y Nueva
Zelanda. La Dra. rápidamente se adentró en la investigación, en busca de
una respuesta para su hijo y terminó obteniendo un segundo titulo de
posgrado en nutrición humana. Como resultado de su trabajo, su hijo se
recuperó por completo y ya no padece de autismo.
Aunque es originaria de Rusia, lugar en donde recibió su primera formación
médica, se mudó al Reino Unido hace casi 20 años y actualmente tiene una
clínica en Cambridge, Inglaterra, en la cual trata niños y adultos con
autismo, discapacidades de aprendizaje, trastornos neurológicos, trastornos
psiquiátricos, trastornos inmunológicos y problemas digestivos.
El Tratamiento Temprano Es la Clave
El tratamiento que desarrolló se llama Programa Nutricional GAPS y como lo
explica la Dra. Campbell, mientras más pequeño sea el niño al momento de
empezar el tratamiento, mejores serán los resultados.
“Cuando empezamos con el tratamiento GAPS con niños de 2, 3, 4 y 5 años de
edad, los niños tienen muchas posibilidades de recuperarse por completo de
autismo, TDAH, TDH, dislexia y dispraxia- y ese gran número de niños que no
entran dentro de ningún cuadro de diagnóstico…Son niños cuyos médicos
suelen posponer las cosas. Les piden a los padres que traigan a sus hijos
dentro de seis meses y después otros seis meses para observar al niño con
el fin de dar un diagnostico, mientras de esa forma se desperdicia el
preciado y valioso tiempo que pudo haber servido para ayudar al niño,” dice
ella.
Todo Comienza en el Intestino…
La Dra. Campbell está convencida de que los niños autistas en realidad
nacen con cerebros y órganos sensoriales completamente normales.
“Lo que pasa con estos niños (es que) no desarrollan una flora intestinal
normal desde el nacimiento…”dice la Dra. “La flora intestinal es una parte
sumamente importante de la fisiología humana. Recientemente, las
investigaciones realizadas en los países escandinavos han demostrado que el
90 por ciento de las células y de todo el material genético del cuerpo
humano es nuestra flora intestinal. Simplemente somos una concha…el hábitat
de esta masa de microbios que se encuentran dentro de nosotros. Los
ignoramos bajo nuestro propio riesgo.
…Como resultado, su sistema digestivo- en lugar de ser la fuente de
alimento de estos niños- se convierte en la principal fuente de toxicidad.
Estos microbios patógenos que se encuentran dentro del tracto digestivo
dañan la integridad de la pared intestinal. Por lo que toda clase de
toxinas y microbios van directo al torrente sanguíneo del niño y
posteriormente llegan al cerebro. Por lo general, eso sucede al segundo año
de vida de los niños que fueron amamantados, ya que la lactancia materna
brinda una protección en contra de la flora intestinal anormal. Los niños
que no fueron amamantados, desarrollan los síntomas de autismo durante el
primer año de vida.
Así que la lactancia materna es fundamental para proteger a los niños.”
La Toxicidad del Cerebro Conduce a los Síntomas del Autismo
Los niños utilizan todos sus órganos sensoriales pare recopilar información
sobre su entorno, información que posteriormente pasa al cerebro para ser
procesada. Esta es una parte fundamental del aprendizaje.
Sin embargo, en el caso de los niños con Síndrome del Intestino y la
Psicología (GAPS), la toxicidad fluye desde su intestino, pasando por todo
su cuerpo hasta llegar al cerebro, lo cual obstruye el cerebro con
toxicidad, evitando que realice sus funciones normales y que procese la
información sensorial…
“La información sensorial se convierte en papilla, en un ruido dentro del
cerebro del niño y con este ruido el niño no puede aprender. No pueden
descifrar nada útil,” explica ella.
“Esa es la razón por la que no aprenden cómo comunicarse. No aprenden cómo
entender el lenguaje, cómo utilizar el lenguaje, cómo desarrollar todos los
comportamientos instintivos y comportamientos que los niños normales
desarrollan. El segundo año de vida es crucial en cuanto a la maduración
del cerebro de un bebé. Ahí es cuando se desarrollan las habilidades de
comunicación y las conductas de afrontamiento.
Si el cerebro del niño está tapado con toxicidad, el niño se pierde de esa
oportunidad de aprender y comienza a desarrollar autismo, todo dependiendo
de la mezcla de toxinas, de qué tan severa sea la condición en general y
qué tan grave sea la alteración en la flora intestinal del niño.”
El GAPS podría manifestarse como un conglomerado de síntomas que pueden
entrar dentro del diagnostico del autismo, trastorno por déficit de
atención e hiperactividad (TDAH), trastorno por déficit de atención (TDA),
dislexia, dispraxia o trastorno obsesivo- compulsivo, solo por mencionar
algunas posibilidades…
¿Cómo Es que la Flora Intestinal de un Niño Se Altera de Forma tan
Drástica?
Si la epidemia de autismo y otros trastornos de aprendizaje se originan en
el intestino, entonces ¿qué ha cambiado en los últimos 25 años que ha
alterado la flora intestinal de los niños de una forma tan anormal?
Como lo explica la Dra. Campbell:
“Por lo que a la ciencia corresponde, el bebé que se encuentra dentro del
vientre de la madre es estéril durante los nueve meses de embarazo. El bebé
adquiere su flora intestinal cuando nace, cuando pasa a través del canal de
parto de la madre. Así que lo que sea que vive en el canal de parto de la
madre, en la vagina de la mamá, se convierte en la flora intestinal del
bebé.
Y, ¿qué es lo que vive en la vagina de la madre? Es un área sumamente
poblada del cuerpo de la mujer. La flora vaginal viene desde el intestino.
Así que si la madre tiene una flora intestinal anormal, tendrá flora
anormal en el canal de parto. Los padres no están exentos porque ellos
también tienen flora intestinal y esa flora intestinal llena su ingle por
lo que comparte su flora con la de la madre de manera regular.
…Yo siempre recolecto el historial de salud de la madre, el padre e incluso
de los abuelos del niño. Creo que tenemos una creciente y profunda epidemia
de alteraciones en la flora intestinal, que comenzó desde la Segunda Guerra
Mundial, cuando se descubrieron los antibióticos. Los antibióticos de
amplio espectro acaban con las especies de microbios benéficas en el
intestino, lo cual permite que los patógenos se muevan por el intestino sin
control.”
La Importancia Masiva de los Alimentos Fermentados y los Probióticos
Esta es la razón por la que es tan importante “volver a sembrar” su
intestino con alimentos fermentados y probióticos cuando usted utiliza
antibióticos. Si usted no está comiendo alimentos fermentados, entonces lo
más probable es que necesite un suplemento de probióticos, en especial si
usted come muchos alimentos procesados.
“En paralelo con los microbios benéficos dentro de un intestino saludable,
los científicos han descubierto miles de especies de patógenos diferentes
que causan enfermedades, bacterias, virus, hongos y otros microbios. Pero,
siempre y cuando predominen los microbios benéficos dentro de su intestino,
estos se encargara de controlar a los patógenos…Los mantienen en colonias
pequeñas y no permiten que proliferen.
Los antibióticos tienden a eliminar las bacterias benéficas, lo cual le da
oportunidad a los patógenos para proliferar, crecer sin control y ocupar
todos los espacios de su intestino. La bacteria benéfica se recupera, sin
embargo a algunas especies les toma entre dos semanas y dos meses
recuperarse y es ahí donde los patógenos se aprovechan y crecen.
Lo que veo en las familias de los niños con autismo es que el 100 por
ciento de las mamás de niños autistas tienen una flora intestinal anormal,
así como problemas de salud relacionados con ello. Pero entonces observo a
las abuelas por parte de las madres y descubro que también tienen una flora
intestinal anormal, pero mucho más leve.”
En esencia, lo que tenemos es una acumulación generacional de la flora
intestinal anormal, y con el paso del tiempo cada generación es más
propensa a verse perjudicada por el uso de antibióticos- y de vacunas, de
lo cual hablaré en un momento.
La Alimentación con Biberón y los Antibióticos Son una Carga Muy Pesada
Para empeorar las cosas se encuentra el hecho de que amamantar ya no es
algo tan popular. Sabemos que los bebés que son alimentados con leche
materna desarrollan una flora intestinal completamente diferente a la de
los bebés alimentados con biberón.
La Dra. Campbell descubrió que un gran porcentaje de madres de hijos
autistas fueron alimentadas con biberón. Entonces, como recibieron varias
dosis de antibióticos a través de su niñez, las anormalidades en su flora
intestinal se volvieron más intensas.
“Incluso debido a que los antibióticos eran prescritos, en particular de la
década de los cincuenta y sesenta, eran prescritos para cualquier estornudo
y tos. Los antibióticos eran prescritos en exceso. Dado a esta situación,
las anormalidades en la flora intestinal de estas niñas empeoraría y
empeoraría.
Y luego, a la edad de 15 o 16 años estas mujeres utilizarían una pastilla
anticonceptiva… (lo que) tiene efectos devastadores en la flora intestinal.
En la actualidad, las mujeres la toman antes de sentirse preparadas para
formar una familia.”
Así que para recapitular, la alimentación a base de biberón junto con el
uso excesivo de antibióticos y pastillas anticonceptivas sientan las bases
para una flora intestinal cada vez más anormal con el paso de cada
generación. Y añadiendo eso con una alimentación a base de comida chatarra
y el consumo excesivo del jarabe de maíz de alta fructosa, dan como
resultado un desastre total en términos de salud intestinal.
Es importante darse cuenta que los alimentos procesados y el azúcar
alimentan a los patógenos en su sistema digestivo, lo que los ayuda a
proliferar.
“Muchos de estos factores modernos creó una plétora en las mujeres jóvenes
en nuestro mundo moderno y quienes tienen una flora intestinal sumamente
anormal para el tiempo en el que tienen su primer hijo. Esta flora
intestinal anormal que le heredan a sus hijos,” explica.
“Por lo que estos bebés adquieren la flora intestinal anormal desde el
principio, mientras que los bebés que son alimentados con leche materna
reciben protección porque lo que se encuentre en la sangre de la madre
también se encontrará en su leche. Las mujeres que tienen una flora
intestinal anormal tienen factores inmunológicos en su sangre, que
desarrollan para protegerse de su propia flora intestinal. Estos factores
inmunológicos se encontrarán en su leche.
Mientras el bebé es amamantado, a pesar del hecho de que adquiere la flora
intestinal anormal de la madre, existe algún tipo de protección. Pero en
cuento se deje de amamantar al bebé esa protección deja de existir. Es en
ese momento cuando florecen todas las anormalidades de la flora intestinal
y el niño comienza a desarrollar autismo, TDAH, TDA o cualquier otro
problema de aprendizaje o discapacidad física como la diabetes tipo 1, por
ejemplo, enfermedad celíaca u otras enfermedades autoinmunes…el asma,
eczema y otros problemas físicos. De ahí es de donde proviene esta
epidemia.”
Se Necesita Hacer Cambios Urgentemente
Desafortunadamente, todos los factores que crean una flora intestinal
anormal se están volviendo más y más frecuentes en todo el mundo. Esto
significa que la siguiente generación de mujeres jóvenes que tengan hijos
tendrá una flora intestinal más dañada que la de sus madres, así que la
proporción de niños que nacen con GAPS predispuestos a desarrollar autismo
será aún mayor.
“Nuestras autoridades necesitan entender eso y realmente necesitan estar
listos para ello,” advierte la Dra. Campbell
El Papel de las Vacunas
Como lo explica la Dra. Campbell, los bebés nacen no sólo con una flora
intestinal estéril, sino que también con sistemas inmunológicos inmaduros.
Y el establecimiento de la flora intestinal normal en los primeros 20 días
o más de vida desarrolla un papel sumamente importante en la maduración
apropiada del sistema inmunológico del bebé. Por lo tanto, los bebés que
desarrollan una flora intestinal anormal se quedan con sistemas
inmunológicos comprometidos.
“Las vacunas han sido desarrolladas, originalmente, para niños con sistemas
inmunológicos perfectamente saludables,” dice ella. “Los niños con GAPS no
están en condiciones de ser vacunados con el protocolo de vacunación
estándar.”
Su libro llamado Síndrome del Intestino y la Psicología contiene un
capitulo entero en el que habla de que los profesionales en salud necesitan
mejorar las estrategias de vacunación, porque el protocolo de vacunación
estándar está diseñado para dañar a los bebés con GAPS.
“Es cuestión de que se derrame el vaso,” dice. “Si el niño está lo
suficientemente dañado, la vacuna puede ser la última gota que derrame el
vaso. Pero esa última gota no es para un niño en particular, entonces
afectará al niño que más dañado se encuentre.”
Ella también señala otro factor de riesgo de las vacunas:
“Lo que también tenemos que entender es que la industria farmacéutica no
puede patentar virus naturales, bacterias naturales o cualquier tipo de
microbio creado por la naturaleza. Tienen que modificarlos genéticamente
antes de poder patentarlos,” dice ella.
“Por lo que estas vacunas contienen virus y microbios genéticamente
modificados. Aún no tenemos la información suficiente para saber
exactamente lo que están haciendo con el cuerpo humano y qué es lo que
estos genes le hacen a la flora intestinal de estos niños.”
Cómo Identificar el GAPS
Afortunadamente, es posible identificar el GAPS durante las primeras
semanas de vida del bebé, lo que puede ayudar a tomar decisiones mejor
informadas sobre las vacunas y sobre cómo proceder para llevar a su hijo
por el mejor camino hacia una vida saludable.
Una de las cuestiones CLAVE es examinar al niño antes de que sea vacunado y
si tienen características metabólicas de GAPS, NO debe ser vacunado hasta
que se resuelva el problema. Esta medida podría prevenir el innecesario y
trágico trauma en cientos y miles de familias. Lo más probable es que haya
mucho más niños que son dañados con las vacunas que los que se ven
beneficiados con las mismas. Con el simple hecho de modificar el proceso
se podría reducir dramáticamente el riesgo de que el niño desarrolle una
enfermedad en el espectro autista.
La Dra. Campbell describe todo el proceso en su libro.
En su práctica, ella comienza recolectando todo el historial clínico de los
padres para de esa manera poder evaluar la salud del intestino. Después, en
los primeros días de vida, se puede analizar el material fecal del bebé
para determinar el estado de su flora intestinal, seguido por un análisis
de orina para detectar los metabolitos, que puede dar una idea del estado
del sistema inmunológico del niño.
“Actualmente, tenemos pruebas excelentes que encuentran las sustancias
químicas producidas por varias especies de microbios en el intestino”, dice
ella. “…Así que al analizar la orina, podemos decir que tipo de microbios
de encuentran en el intestino del niño o qué tipo de sustancias químicas
está produciendo.”
“…Si el niño tiene una flora intestinal anormal podemos asumir que tienen
una inmunidad comprometida y estos niño no deben ser vacunados con el
protocolo de vacunación estándar porque simplemente se verán afectados. No
deberían ser vacunados.”
La prueba no invasiva descrita en su libro actualmente se encuentra
disponible en la mayoría de los laboratorios del mundo y por lo general
cuesta de $80-100 dólares cada una en los Estados Unidos. Esto es una
miseria en comparación con el increíble gasto que se hace para el
tratamiento de un niño autista una vez que el daño está hecho.
“Nuestros niños están siendo utilizados como un mercado para vender
vacunas,” dice la Dra. Campbell. “Los niños son vacunados en nuestro mundo
occidental, me temo, que esto no es para cuidar al niño sino más bien para
hacer dinero…Es una situación extremadamente triste y preocupante.”
Los Hermanos También Están en Alto Riesgo de Daños Causados por las Vacunas
Otro grupo de niños que también podría sobre-reaccionar a las vacunas son
los hermanos de los niños con autismo, hiperactividad severa, trastorno
obsesivo-compulsivo, enfermedades mentales o diabetes tipo 1.
“Los hermanos menores de los niños con autismo y los hermanos mayores de
los niños con estas discapacidades no deberían ser vacunados con el
protocolo de vacunación estándar,” advierte.
“Las pruebas inmunológicas de las que hablaba pueden repetirse cada seis
meses o cada año del niño. Siempre que el niño sea considerado
completamente sano y su sistema inmunológico demuestre estar funcionando
perfectamente, sólo entonces se puede considerar la vacunación en estos
niños porque simplemente no se puede correr el riesgo.”
Estrategias para Restaurar la Salud de los Niños con GAPS y Autismo
La Dra. Campbell ha desarrollado un tratamiento sumamente efectivo para los
niños con GAPS, llamado Protocolo Nutricional GAPS. Se describe a gran
detalle en su libro llamado, Síndrome del Intestino y la Psicología, que
está diseñado para ser un libro de autoayuda.
“Probablemente en la actualidad cientos de miles de personas, alrededor del
mundo, están salvando a sus hijos con este programa,” dice ella. “…La
mayoría de estas personas sólo compran el libro, lo leen, siguen el
programa y obtienen resultados asombrosos.”
En resumen, el protocolo consiste en tres elementos:
1. Alimentación- La alimentación GAPS consiste en alimentos
fácilmente digeribles que son densos en nutrición, incluyendo
los alimentos fermentados.
De acuerdo con la Dra. Campbell: “En promedio, las personas se
adhieren a su alimentación un par de años. Toma dos años
expulsar los patógenos del intestino, restablecer la flora
intestinal en el intestino para sanar y sellar el daño en estas
personas y hacer que el intestino vuelva a estar fuerte y que
sea la fuente principal de nutrición de la persona en lugar de
ser la fuente de toxicidad.”
2. Suplementos alimenticios, incluyendo los probióticos y las
vitaminas D y A en forma de aceite de hígado de bacalao, aunque
la exposición al sol también es una parte importante para los
pacientes con GAPS, para una producción apropiada de vitamina
D.
3. Desintoxicación: El protocolo nutricional GAPS eliminará las
toxinas de manera natural. La Dra. Campbell no utiliza ningún
tipo de medicamento o sustancia química para eliminar las
toxinas, ya que puede ser algo demasiado drástico para algunas
personas y puede producir efectos secundarios dañinos. En lugar
de eso, recomienda el jugo ya que es una forma suave pero
eficaz de eliminar la acumulación de toxinas, así como baños
con sal de Epsom, sal de mar, polvo de algas marinas, vinagre
de sidra de manzana y bicarbonato de sodio.